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Ozonoterapia en el tratamiento del Parkinson: la mejoría se mantiene después de cinco años.

Hace cuatro años hablábamos con Antonio Grela, un paciente de la clínica que padece Parkinson y que había encontrado en la ozonoterapia bienestar y mejoría para sus síntomas, en ese momento solo llevaba un año de tratamiento.

Sorprendentemente, cuatro años después de ese primer encuentro, la respuesta se ha mantenido intacta. Hace unas semanas volvimos a encontrarnos con él y con su mujer para que compartiesen sus sensaciones, y también su confianza, en la terapia.

La enfermedad de Parkinson es progresiva, con un avance implacable a pesar de todos los tratamientos conocidos. Con el tratamiento con Ozono esperábamos lentificar el deterioro de sus capacidades, sinembargo la respuesta ha ido mucho mas allá de lo esperado, y después de la mejoría que nos contaba hace ya mas de cuatro años, Antonio se ha mantenido incluso mejor que entonces.

Cuando a Antonio le diagnosticaron Parkinson, entró en una espiral de deterioro físico y emocional, los síntomas avanzaron rápidamente, afectando sus movimientos, el habla, la memoria, y su sistema inmunitario, en definitiva, su calidad de vida.

Recordando aquellas primeras sesiones, Antonio reconoce que fue su mujer la que le insistió en continuar y ser constante con el tratamiento de ozono; ahora se da cuenta de que ese compromiso y el no perder la fe fueron claves para que la mejoría se haya mantenido durante estos cinco años.

Antonio destaca sobre todo la tranquilidad y la estabilidad que la ozonoterapia le proporciona. ¡Hasta ha podido volver a tocar la guitarra! Un hobby que tuvo que abandonar cuando perdió la movilidad del brazo izquierdo. Durante estos cinco de estabilidad clínica, no ha necesitado prácticamente aumentar su medicación antiparkinsoniana, por lo que tiene todavía un amplio margen para reforzar la misma.

Su mujer nos cuenta cómo los beneficios de la ozonoterapia, al aliviar la sintomatología, han mejorado el ánimo de su marido, ayudándole a recuperar su jovialidad y su humor, especialmente con su nieta.

Cuando le preguntamos qué creía que hubiese pasado si no hubiese encontrado la ozonoterapia, lo tenía claro:

“Estaría muy perdido y no habría encontrado la ayuda que necesitaba”.

El Parkinson es una enfermedad degenerativa y crónica cuya causa inicial se desconoce y cuyos primeros signos y síntomas son muy difíciles de diagnosticar y relacionar con la enfermedad.

Una vez la enfermedad empieza a avanzar, es prácticamente imparable. Las neuronas de la conocida como sustancia negra del cerebro van enfermando, oxidándose y finalmente muriendo, alterando la capacidad de movimiento.

La ozonoterapia genera un estrés oxidativo pequeño y controlado a través del cual estimula las defensas antioxidantes y se recuperan células enfermas, aliviando síntomas del Parkinson, esto es lo que pasó con Antonio durante su primer año de tratamiento con ozono, en el que cambió su calidad de vida: mejoró su temblor, su rigidez, sus problemas de movilidad, su memoria y su estado de animo. Lo que hoy destacamos es que esta mejoría se ha mantenido a lo largo de cinco años.

Si la mejoría clínica resultó sorprendente, el hecho de que ésta se haya mantenido durante mas de cinco años es esperanzador.

Dado que ninguno de los tratamientos del Parkinson ha conseguido lentificar la progresión de la enfermedad, su diagnóstico precoz no mejoraría el pronostico de estos enfermos. La ozonoterapia sin embargo, podría ayudar a la recuperación de las neuronas dañadas desde las fases iniciales de la enfermedad, mejorando así su pronostico cómo en el caso de Antonio, que nos contó cómo llegó a nuestro centro en un estado muy avanzado, y cómo su mejoría fue extraordinaria y duradera.

  • Puede mantener a raya los temblores, incluso cuando está nervioso.
  • No ha vuelto a tener las crisis que antes eran comunes y le dejaban postrado en cama.
  • Puede realizar actividades del día a día como conducir sin ayuda.
  • Su memoria es sorprendente y no ha vuelto a sufrir pérdidas de memoria, como ocurrió poco antes de que le diagnosticasen la enfermedad.
  • Ha recuperado la movilidad en brazos, manos y boca y ya puede volver a silbar, tocar la guitarra y triscar los dedos.
  • Destaca además otros efectos positivos del ozono: No ha vuelto a tener catarros, cuando antes al coger algo de frío los padecía con frecuencia y
  • los dolores musculares, como la lumbalgia, ya no limitan sus movimientos ni su vida.

Gracias a Antonio hemos podido comprobar como la ozonoterapia puede mejorar  los síntomas, y detener el avance del Parkinson.

El caso de Antonio es sin duda un caso de éxito en el que el coraje y las ganas de continuar con esta terapia han hecho frente a un destino que parecía infalible.

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