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La ozonoterapia devuelve su calidad de vida a una mujer que padece EPOC desde hace ocho años

El oncólogo le dio a Elvira en 2011 dos noticias, una buena y otra mala. La buena: se había curado de un cáncer linfático. La mala: durante la operación contrajo el conocido como hongo de quirófano, el temido aspergillus. El hongo invadió sus pulmones. Agujereó uno y lo secó por completo. El otro pulmón lo dejó al 70% de su capacidad. A partir de ese momento su día a día iba a convertirse en un sinvivir. Acciones tan cotidianas como subir las escaleras de su casa o alzar una regadera para cuidar sus plantas requerían un esfuerzo sobrehumano. Y eso no era lo peor, porque cada dos por tres tenía que ingresar en el hospital por diferentes infecciones pulmonares.

Elvira tiene ahora 78 años. Es natural de Verín y vecina de Ourense. Hizo carrera en la rama sanitaria como enfermera hasta el momento de su jubilación. Un retiro tras una vida dedicada a los demás que no ha sido como ella esperaba. Sus problemas pulmonares fueron diagnosticados hace 8 años como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y desde entonces no ha podido disfrutar de la edad dorada. Los problemas respiratorios derivaban en infecciones constantes, fiebres muy altas, fatiga… Cuando no era la tos, era la sensación de ahogarse. Todos esos síntomas producían, además, un agravamiento del estado general. Las hospitalizaciones han sido una constante durante toda esta etapa. Un año llegó a estar ingresada 9 veces.

Por suerte Elvira no estaba sola para sobrellevar todo este martirio. Su pareja y sus dos hijas han estado a su lado para ayudarla en todo lo que estuviera en sus manos. Pero por más que iban y venían de los hospitales, no hallaban una solución. “Para el pulmón probé con varios inhaladores diferentes, antibióticos, antiinflamatorios y hasta corticoides. Nada me devolvía mi calidad de vida. Me llegaron a recomendar ejercicios de fisioterapia para aprender a hacer unos ejercicios que me abriesen los pulmones o incluso me planteé ingresar en un balneario”, explica Elvira.

Una de sus hijas, que trabaja en un hotel de Vigo, conoció durante su jornada a un huésped que estaba tratándose en la Clínica de Ozonoterapia Claro. Investigó y se lo recomendó a su madre. La primera sesión de tratamiento con ozono de Elvira fue en julio de este mismo año y ahora dice sentirse “como una rosa”. Incluso sin esperarlo se ha recuperado de unos dolores en la rodilla. Todo esto le ha devuelto la vitalidad, sus añorados paseos y las ganas de hablar, porque con el pulmón que le queda, que rinde al 70%, esta ourensana todavía tiene mucho que decir.

Creo que la ozonoterapia debería estar instalada en los hospitales para que, en primer lugar, la conozca más gente; y también para que sea accesible para todo el mundo que no puede permitirse un tratamiento privado”, manifiesta Elvira. Ella, para poder tratarse de ozonoterapia, ha de desplazarse desde Ourense hasta Vigo y volver en autobús, porque en su ciudad no hay ninguna clínica, pública ni privada, que ofrezca el tratamiento que a ella tan bien le ha ido. “Desde que empecé no he dejado de recomendar la ozonoterapia en mi zona. Quiero que una amiga mía con problemas de pulmón venga a tratarse como yo en Vigo”, concluye.

El doctor José Antonio Marques de Magallanes, director de la Clínica de Ozonoterapia Claro de Vigo, considera fundamental ampliar todos los horizontes de la medicina para curar las enfermedades pulmonares porque es un terreno “sin las armas suficientes” y por eso muchos pacientes terminan desesperados. “Cuando yo empecé a dedicarme por completo al ozono tenía mis dudas sobre su efecto en los problemas respiratorios, pero un día un paciente que acudió por otra cosa también mejoró de su infección pulmonar sin nosotros buscarlo. Hay que estudiar y avanzar para encontrar todas las armas posibles contra las enfermedades pulmonares. Aquí en Vigo hemos demostrado que el ozono ha sido beneficioso en casos de infecciones respiratorias, bronquitis crónica, EPOC o asma”, especifica el doctor.

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